Monkey Business

Miro el espejo y veo mis ojos, mis dientes, mis extremidades velludas, terminadas en cilindros prensiles y uñados. Imagino la historia cómo una ola de nacimientos y muertes, donde yo soy el frente de la ola. Creo mi perspectiva absoluta y mi realidad real.

Percibo todo desde mi punto de vista de primate y lo explico con mi pobre lenguaje, que es extensión de los gruñidos que mi garganta produjo lustros atrás para intimidar a los otros machos e impresionar a las hembras.

Llamo pensamiento a las historias que compongo y burdamente relacionan mis sensaciones con mis gruñidos. Las regularidades que encuentro en mis historias las cuento en nuevas historias a las que llamo leyes.

Con el tiempo he olvidado que ellas fueron mi creación y las creo reales, confundiendo lo que mis órganos de primate perciben con mis gruñidos. Hoy tengo la verdad y no comprendo que Verdad es sólo un gruñido.

He creado instituciones que vigilan y censuran lo que otros miembros de mi horda pueden expresar. Cuando sus gruñidos me recuerdan que los míos son tan sólo convenciones, castigo y destruyo a mis congéneres.