La Noche y el Sueño

La inmensa oscuridad en que nos sumergimos cuando cerramos nuestros ojos y vamos a dormir no es sino otra perspectiva del inmenso, oscuro y profundo domo celeste que aparece al llegar la noche.

Las estrellas son estrellas y a la vez sueños. Emanaciones de luz que crean islas en la oscuridad a las que llegamos cuando dormimos.

Dada nuestra proximidad al sol, ante su presencia, toda otro sueño se enana y hace invisible. Al llegar la noche, su luz desparece y podemos presenciar otros cuerpos celestes tenues y distantes.

Somos cristales que vibramos con la luz. A esas vibraciones las llamamos realidad/sueños.

Si vamos en nuestro vehículo oyendo la radio y estamos próximos a la emisora que transmite la estación que estamos escuchando, su señal es nítida. Si comenzamos a alejarnos de la emisora y a acercarnos a otra que transmite en la misma frecuencia, llegaremos a un punto en que ambas estaciones comenzaran a interferirse mutuamente. Este es el umbral del sueño: aquel momento en que comenzamos a alucinar aun concientes, oímos sonidos, voces y vemos imágenes. A medida que nos acercamos a la segunda emisora, la primera se irá desvaneciendo hasta desaparecer.